Archive for 2012

Nostalgia de primavera


.


Nostalgía por la primavera
los soles quemantes
el amor efímero y hermoso
silencioso

Nostalgia por mis soledades ansiosas
los vicios al alcance de mi mano
la lentitud del tiempo
los impulsos libres

Nostalgia por tu refugio
por no preocuparme de las horas
ni de las noches
ni las madrugadas
Solo verte
estar
querer
tal vez 
amar
dormir
despertar
irme
sonreír
caminar errante
feliz

Sentir ese sol de soles
ver esas lunas menguantes
Tú y lo que solías ser
Yo y lo que solía ser
en esa primavera
que nostálgica
fue.


Días como estos


.

En días tan grises como estos
que oscurece completo
me alegro y pienso:
Hoy ese cielo no es sólo mío
es de todos

I
Compartamos la nostalgia

Que nos aplasten las nubes
que se pierdan las ganas
las ilusiones y las esperanzas
Desesperemos
con la lentitud de las horas

Vivan en mi mundo
sientan lo que siento
Hoy se los presto
yo
me lo quedo.

II
Días como estos
recuerdan aquel lugar
un sueño que viví
una historia que construí
Días como estos recuerdan
que no puedo volver ahí

Regálenme en un día como estos otra historia
tan intensa que se sobre escriba
en la que ya sólo me duele
y que la haga olvido
que la reemplace.

III
Días como estos me recuerdan que estoy
donde no quiero estar:
la realidad

Así,
días como estos
grises
húmedos
surreales
sin ti
sin sueños sobre la neblina.

IV
Días como estos me traen de vuelta los demonios
no me dejan respirar
me asfixian
Odio no poderlos transformar
en lo que anhelo

Días como estos soy como yo realmente
amarga
furiosa
llena de estridentes silencios

Días como estos parece
que comparto mi mundo con el mundo
pero nadie lo aprecia
nadie lo sufre
no piensan en mí.

Días como estos odio si el sol se asoma
porque dentro de mí
nunca lo hace.

Días como estos me molestan las presencias.

V
Días como estos son un agujero negro
Otra dimensión
Eternos.

VI
Días como estos solían ser de ensueño
tenían una cura:
Tu imagen

VII
Días como estos me acaban
me matan un poco más que el resto.
Días como estos no se acaban
se me quedan en el pecho.

VIII
Días como estos los lloro
los sufro
los miro sin moverme
Solamente
los vivo
porque no tengo
el valor de no hacerlo.

IX
Días como estos
a veces
me hacen fantasma
me convierten en la sombra de tus sombras
la flor que nunca existió en primavera
un abril más
solitario e intrascendente.

X
Días como estos se terminan
sin luna
y me dejan como siempre
inmóvil
muda
en mis abismos
flotando

Días como estos
se terminan en la tierra
En mis pupilas
se hacen inmortales.



PSICOANÁLISIS


.


No soy feliz porque la felicidad es utopía. Simplemente vivo sufriendo lo menos posible ante el vacío eterno de la existencia humana, esperando esa nada detrás del todo, disfrutando sin viciarme en el gozo. Prolongando así la agonía y mis delirios sin ser por ello miserable todo el tiempo.

Sé que llegaré a ese momento perdido de plenitud, al final, aunque nunca podré ser consciente de ello.
Ese fin, la nada.

Sé al menos ahora, que casi todo lo disfruto, dándole sentido al cosmos: siendo orden y siendo caos.

EMPATÍA


.


La última vez que me sentí plena y feliz me encontraba totalmente ignorante de la realidad. La vista al exterior estaba oculta tras cortinas de papel y estrellas naranja. Pude estar en riesgo de morir sin saberlo o sin importarme. Nada existía fuera de esas tinieblas rojas.

Era una aventura y yo tenía una cámara réflex en mis manos, me convertía en un nuevo  miembro en esa entrañable familia.

Yo hacía arte, escuchaba risas y me descubría siendo musa de mi misma. Por eso ignoré mi taquicardia y la fiebre. Ignore las nauseas, de hecho, desaparecieron. Todo se desvaneció.

El amanecer y unos ojos tristes pronunciando la palabra “dolor” me llevaban de regreso a la realidad sin retorno incluso hasta ahora.

No dormí ni soñé. Llovía y no era inspirador. Hacia frio. La presión arterial parecía irse de mí hacia esa cruda realidad para caerme después de golpe. La sonrisa seguía, ya con un dejo de tristeza en mi rostro adormecido. La verdad era que comenzaba a sentirme profundamente miserable.

El dolor de mi corazón profesaba en querer regresar a ese anhelado momento que fue y ya lo había perdido para siempre, por lo que me provocaba un dolor insoportable.

Poco a poco llegaron otros malestares. La contracción muscular en las piernas, el cuerpo cortado, débil, pero aún con el ánimo de gastar energía que no tiene.

Se iban mezclando los sentires con los que también dejó mi consumo de ron. Sin embargo, lo que más recuerdo ahora es mi baja presión y mi irritabilidad emocional.

El cansancio me llegó ya hasta la noche. Siempre pasa así, de pronto me llega el sueño y caigo inmediatamente dormida en la cama.

Al día siguiente aun sentía esos efectos posteriores e incluso me dio fiebre, el dolor muscular me perduro varios días más y la depresión ahí sigue, pero esa, ya es mía de por sí.

Más bien, esas pequeñas y bellas píldoras amarillas triangulares son las causantes de mis momentos de dicha, no de los de miseria. El ron fue solo un flojo inicio para la velada mágica.

Aquel momento en que con tanta dedicación hicieron polvito mágico amargo y lo mezclaron creativamente como si azúcar fuera  con jugo de arándano, yo dudé un poco de mi resistencia. ¿No ha sido demasiado ron ya? ¿Soportaré aún estos shots de enamoramiento? Terminé tomando dos pequeñísimos  vasos con la sustancia maravillosa.

Fue como un ritual. Desde la minuciosa tarea de hacer el polvo para que la sustancia rinda, preparar las bebidas y luego repartirlas con una hermosa sonrisa. Los que aceptamos nos miramos de reojo sólo para identificar quien se había unido.

Yo los bebí de un solo trago.

Nada cambia en la conciencia, nada parece diferente frente a tus ojos. Todo es natural; hablar, bromear, reír, esa necesidad de moverte, de hacer algo, lo que sea.

Jugamos y reímos, ese no era un loco ambiente antrero, era una guarida y una reunión bastante íntima. Y fue en un momento que el ritmo de todo pareció alentarse, que descubrí un movimiento ansioso en mi pierna y respirar se estaba convirtiendo en algo conflictivo. Básicamente lo lograba sólo a base de suspiros.

En cuanto a la cámara fotográfica estuvo en mis manos y comencé a moverme fue que mis males se fueron.
Empatía, mucha empatía. Risas, sonrisas y mucha felicidad, es más, hasta hermandad. Ese sentir de una conexión tan sincera por aquellas carismáticas personas que acabo de conocer o que conozco poco, nunca sentirse extraña, fuera de lugar o excluirse uno mismo por timidez, como regularmente ocurre.

De todo aquello resultó arte imprudencial bajo un foco rojo, donde además existió la suficiente confianza y buena vibra como para quitarse la ropa y posar como modelos profesionales y de talento natural.

No me puse a repartir afecto, abrazos y besos porque no traía una dosis más alta encima, ahora lo sé.
Simplemente, el amanecer nos alcanzó muy rápido.

Después de aquel día, entre mis dolores físicos y emocionales, no hay momento que no siga recordando tanta felicidad que viví y tantas ilusiones que revivieron a partir de ahí. Ahora recuerdo y tengo presente que tengo aún mucho que vivir para que sea relatado, como esto que leen ahora, tan breve. Que no tengo solo porque escribir ficción o fantasía de aventuras inexistentes para mí. No, aún queda mucho para que yo viva y cuente, surfeando en días y noches de aventura.

Recuerdo ahora también que deseo tener una cámara, compruebo que tengo algún talento y que incluso aunque no lo tuviera, tomar fotografías me hace feliz y punto.

Conocer gente, conocer historias, compartir y reír juntos aunque sea un momento.  Todo eso me llena de ilusión y de esperanza para ser yo misma y seguir volando no sola, sino conmigo.

Sí, el éxtasis ayudó… ¿éxtasis? No, mejor como cuando se usaba en las terapias para curar el alma: Empatía. Y con un octavo me basta, firmo y me responsabilizo.

Sí, lo acepto, con todo y sus dolores posteriores. Como dicen por ahí:
Me
Divierto
Mas
Ahora

30/06/2012

LAS RESPUESTAS QUE YA CONOZCO


.


Me ahorro todas las preguntas de las respuestas que ya conozco. 
No hay más que caos 
y en tu cuerpo 
mis obsesiones. 
No hay nada que valga la pena guardar 
más que el recuerdo, 
que no es pesar.
Así, como la única forma de poder quererte, 
sucumbiendo al encanto de tus constelaciones.
Clandestino, furtivo y abrupto,
ahí estoy.
Así quedamos, 
en distancia, 
en olvido. 
En el silencio de mis preguntas
obvias 
y masoquistas.

MI CUERPO VIVIRÁ EL TIEMPO QUE MI PENSAMIENTO LE PERMITA O MORIRÁ EN EL INTENTO


.

Cuerpo decadente

Muere
más rápido de lo que respiro
Muere
más rápido de lo que vivo

Muere de tristeza
no de gozo
porque cuando goza
no recuerda que muere
entonces se vicia
acelera el paso
a la muerte
sonriendo

Si el cuerpo se moviera
más rápido
más fuerte que mis ideas

el pensamiento
sería celoso
y moriría
de suicidio.

Con la tecnología de Blogger.