Vengo a compartir un texto que escribí en Febrero de 2007 y que encontré casualmente hoy.
La verdad me pareció bello y me conmovió. Llevaba apenas algunos meses en la ciudad de Puebla después de haber vivido toda mi vida en en municipio de Libres y después de un 2005 y 2006 que fueron sumamente caóticos e intensos en mi vida.
Aquí va:
-------------------------------------------o--------------------------------------------------
La primavera está a punto de llegar. Lo siento porque el sol reclama fuerte su lugar en este mundo contaminado.
Es febrero y ya ansío las lluvias de mayo. No imagino cómo reaccionaré estando lejos de mi antiguo lugar.
Hace ya casi un año que podía ver el cielo siempre gris. Recuerdo el pavimento abierto y los ríos turbios transitando estridentes como los relámpagos del cielo.
Recuerdo el olor persistente de un envase de perfume que se quebró dando origen a los besos torpes pero dulces que me diste por primera vez.
Necesitaría ese olor a claveles, la humedad de la tierra, el calor de mi ordenador guardado en las paredes rosas de ese cuarto.
Desearía tener la misma música, el mismo reflejo de mi espejo recién evolucionado. Querría por un momento ver a la niña de ropa holgada y pelo largo.
La nostalgia me traería el capricho de saborear los chocolates que me regalabas, añoraría jugar de nuevo a enamorarte...
Incluso recordaría con un poco de dolor a esas alimañas ocultas tras las ventanas, esperando ver un roce de labios para terminar con mis sueños.
Aquí, ahora, no habrá la misma música ni el mismo olor. La lluvia de la ciudad no será tan salvaje y mi habitación será muy discreta.
Mi reflejo otra vez ha cambiado y el de aquella niña también. Ambas estaremos burlándonos de ese agrio pasado que aún extraño.
Tu piel me dice que el juego terminó, y mi piel sonríe melancólica porque el pasado murió.
Un año al fin de vencer al supuesto destino. Una lluvia más de mayo que será diferente, una tormenta más que viviremos juntas, no importa el lugar.
